ETAPAS DE FORMACIÓN


ETAPAS DE FORMACIÓN

Promoción vocacional: es la etapa de discernimiento y acompañamiento vocacional, en la que el candidato a nuestra orden  tiene sus primeros contactos con nosotros a través del equipo de promoción vocacional.

El aspirantado: es una etapa donde el candidato, después de haber realizado un tiempo de acompañamiento vocacional, pide el ingresar a la comunidad formativa y hacer la experiencia de nuestra vida carmelitana a lo largo de un año.

El postulantado: es una etapa en que el candidato, después de haber realizado el aspirantado, pide continuar con su proceso vocacional. Ya que consiste en conocer más de cerca la vida religiosa carmelitana. Y, al mismo tiempo, realizar los estudios de filosofía.

El noviciado: es la etapa en la que se experimenta la exigencia y los valores de nuestro estilo de vida. Se profundiza en el seguimiento de Cristo, se pone en claro la dimensión profética entre el carisma apostólico y mariano de nuestra orden, teniendo como modelo y guía a nuestros santos padres: Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz y las demás figuras carmelitanas.

El estudiantado: comprende el estudio de teología; es la etapa más larga de la formación y del proceso vocacional. Coincide con lo ordinario de los estudios para el sacerdocio, en caso de los religiosos clérigos o prepararse en las diversas actividades de los religiosos no clérigos. El estudio en esta etapa es fundamental, como una preparación insustituible para prestar un servicio apostólico eficaz y encarnado en la realidad actual. Sin olvidar aquel dicho tan conocido de San Juan de la Cruz: “Religioso y estudiante, el religioso por delante”.

Consagración Solemne: al llegar a una etapa de discernimiento y de conciencia clara sobre la vocación de seguir a Cristo en la familia del Carmelo. El candidato es capaz de ofrendar su vida al Señor para siempre, como nos dice Santa Teresa de Jesús: “aquí esta mi vida, aquí esta mi honra y mi voluntad… disponed de mi Señor”. Esto se hace visible ante Dios y la comunidad cristiana el día de la profesión solemne.
 
Ordenación Diaconal: es indispensable pasar por la ordenación Diaconal, en caso de los religiosos clérigos, ser hermano que presta su servicio a los demás a semejanza de Cristo “que se hizo el último y el servidor de todos”.

Ordenación Presbiteral: La elección de los Apóstoles y de sus sucesores e inmediatos colaboradores fue y sigue siendo iniciativa de Cristo “eligió a los que el quiso”. El seguimiento apostólico equivales a compartir la vida con Cristo. El sacerdocio ministerial: es signo personal de Cristo y Buen Pastor, a modo de “instrumento vivo”, para obrar “en su nombre” y servir a la comunidad eclesial, como principio de unidad de todas vocaciones, ministerios y carismas. La realidad sacerdotal de Cristo Mediador: ungido o consagrado, enviado para evangelizar a los pobres, ofrecido en sacrificio, presente en la Iglesia.

La formación permanente: es una exigencia de toda la vida, ya que permite responder a los desafío del mundo contemporáneo con creatividad y energía. Exige a los carmelitas un proceso de crecimiento de apertura al espíritu, de disponibilidad y de decisión.

Por nuestra consagración los carmelitas estamos comprometidos con el mundo, para mostrar y dar al Dios que vive en la Iglesia guiada por Él; y que bajo su impulso prosigue su marcha adelante por Cristo, con Cristo y en Cristo. Tratamos de vivir la vida que Él vino a instaurar al establecer su Reino. Contemplamos el presente, viviendo mas a tono la fe y el mundo que queremos ser testigos de Jesucristo.
De ahí que marchamos por la vida anunciando el triunfo de Jesús, que nos envía a proclamar su mensaje de paz y de amor, cumpliendo su misión que nos encomienda. “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautizándolos, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Aquí estamos en Bolivia sirviendo y compartiendo el Carisma teresiano sanjuanista con nuestros hermanos bolivianos. Continúa resonando en nosotros su palabra, que nos alienta y fortalece, en medio de la lucha y el caminar cotidiano “Yo estoy con ustedes todos los días  hasta que se termine este mundo”.  

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